
Un estudio vincula los dolores de cabeza frecuentes con mayores tasas de depresión
Según explican los autores del trabajo, publicado en la revista científica Journal of Psychiatric Research, se llevó a cabo un estudio de cohorte retrospectivo y de base poblacional
Los dolores de cabeza, también conocidos como cefaleas, representan uno de los problemas de salud más comunes. De acuerdo con datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), alrededor del 90% de la población en España ha experimentado alguno de estos episodios en algún momento de su vida. Sin embargo, no se trata de una dolencia uniforme, ya que existen diversos tipos con causas, manifestaciones y consecuencias distintas.
Entre las formas más habituales se encuentran la cefalea tensional y la migraña, clasificadas ambas dentro del grupo de los dolores de cabeza primarios. Recientemente, una investigación ha señalado que estas condiciones podrían vincularse con un mayor riesgo de padecer depresión e incluso con una mayor probabilidad de suicidio entre quienes las sufren.
Un estudio de gran cohorte
Según explican los autores del trabajo, publicado en la revista científica Journal of Psychiatric Research, se llevó a cabo un estudio de cohorte retrospectivo y de base poblacional. En él se analizaron los datos de más de 192.000 personas con cefaleas primarias —distinguiendo entre migrañas y cefaleas tensionales— registrados en la base de datos del Servicio Nacional de Seguros de Salud - Cohorte Nacional de Cribados de Salud, recopilados entre 2002 y 2019.
La edad promedio de los participantes era de 52 años, y el 54% eran hombres. El seguimiento comenzó en 2006 y se mantuvo hasta que el individuo fue diagnosticado de depresión, falleció o finalizó el periodo de estudio, dependiendo de qué suceso ocurriera antes.
Para establecer comparaciones, se seleccionó un grupo control de 460.000 personas sin dolores de cabeza primarios, emparejadas en función de su edad y sexo. Además, se consideraron variables adicionales como factores demográficos, hábitos de vida, características clínicas y el índice de comorbilidades de Charlson, que evalúa la esperanza de vida a diez años basándose en la edad y las enfermedades de cada sujeto.
Hasta un 40% más de probabilidad de depresión
Los resultados mostraron que quienes padecían cefaleas primarias presentaban, en general, un riesgo aproximado del 40% superior de desarrollar depresión en comparación con la población sin este trastorno.
Al analizar los tipos específicos, se observó que la migraña se asociaba con un incremento del 50% en el riesgo de depresión, mientras que la cefalea tensional lo elevaba hasta un 55%.
El estudio también determinó que el dolor de cabeza previo aumentaba la probabilidad de depresión tanto en hombres (40%) como en mujeres (35%). En cuanto al riesgo de suicidio, la cefalea tensional se relacionó con un incremento del 40% en los varones, pero no mostró asociación significativa en las mujeres. Por otro lado, la migraña no se vinculó con un mayor riesgo de suicidio.
Repercusiones emocionales y limitaciones del estudio
Los investigadores advierten que el estudio presenta ciertas limitaciones. Dado que la muestra se compuso de población coreana, factores culturales podrían influir en la incidencia del suicidio. Además, el diseño del trabajo podría haber omitido a pacientes con cefaleas que no buscaron atención médica o no reportaron sus síntomas.
Otro aspecto a considerar es que el número de casos de suicidio fue reducido, lo que limita la solidez estadística de los resultados en ese punto. Tampoco se analizaron variables como la frecuencia, intensidad o duración de los dolores de cabeza, ni el uso de medicamentos.
Por último, debido al carácter retrospectivo del estudio, no puede establecerse una relación causal directa entre las cefaleas y los trastornos depresivos; únicamente se puede hablar de una asociación.
Aun así, los autores subrayan que estos hallazgos refuerzan la evidencia sobre el impacto emocional negativo de las cefaleas y ponen de manifiesto la importancia de ofrecer tratamientos integrales que aborden tanto el dolor físico como las consecuencias psicológicas que este conlleva.
Fuente larazon.es