Descubren 13 genes que aumentan el riesgo de obesidad en personas de todo el mundo
Científicos de Penn State identifican genes que pueden hasta triplicar la probabilidad de obesidad e influyen en todas las ascendencias: una avance clave en medicina genética
Durante décadas se pensó que la obesidad dependía casi por completo del estilo de vida. Pero un nuevo estudio internacional acaba de demostrar que nuestros genes también juegan un papel mucho más amplio de lo imaginado.
Investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania (Penn State) han identificado 13 genes relacionados con la obesidad en personas de todas las ascendencias, en el análisis genético más diverso realizado hasta la fecha, publicado en Nature Communications.
La pandemia de la obesidad tiene explicación médica
La obesidad es una enfermedad compleja que afecta a más de 1.000 millones de personas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aunque factores como la dieta, la actividad física y el estrés influyen enormemente, la genética también determina cómo el cuerpo almacena grasa y regula el apetito.
Hasta ahora se conocían unos veinte genes relacionados con la obesidad, pero la mayoría de los estudios se habían centrado casi exclusivamente en poblaciones de ascendencia europea, dejando fuera gran parte de la diversidad global.
El nuevo trabajo analizó los datos genéticos y de salud de más de 850.000 personas de los seis continentes —africano, americano, asiático oriental, europeo, del Medio Oriente y del sur de Asia—, combinando el UK Biobank y el programa estadounidense All of Us. El resultado fue sorprendente: 13 genes mostraron una relación clara con el índice de masa corporal (IMC) y, por tanto, con el riesgo de obesidad.
De ellos, ocho genes ya eran conocidos —como MC4R o BSN—, pero cinco se identifican por primera vez: YLPM1, RIF1, GIGYF1, SLC5A3 y GRM7. Estas variantes genéticas, explican los autores, pueden triplicar el riesgo de obesidad grave, y se expresan principalmente en el cerebro y en el tejido adiposo.
"La mayoría de los estudios se han centrado en europeos, lo que nos hacía perder oportunidades de descubrir genes importantes en otras poblaciones", explica Deepro Banerjee, primer autor del estudio.
"Este trabajo demuestra el poder de incluir a personas de todo el mundo en la investigación genética", añade Santhosh Girirajan, coautor y director del Departamento de Biología Molecular de Penn State.
Qué implica este hallazgo: nuevos tratamientos
Los investigadores comprobaron además que varios de estos genes también influyen en enfermedades asociadas a la obesidad, como la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial, la insuficiencia cardíaca o la osteoartritis.
En un subgrupo de participantes, el equipo detectó alteraciones en proteínas de la sangre relacionadas con estos genes, lo que abre la puerta a nuevas dianas terapéuticas y al desarrollo de tratamientos personalizados basados en el perfil genético de cada persona. En palabras de los autores, comprender cómo actúan estos genes en distintas poblaciones podría transformar la medicina de precisión, ajustando mejor los tratamientos y estrategias de prevención.A pesar de la relevancia genética, los expertos insisten: los genes predisponen, pero no determinan por completo. La alimentación saludable, la actividad física regular y el descanso adecuado siguen siendo las herramientas más eficaces para prevenir la obesidad y sus complicaciones.
El equipo de Penn State advierte, además, que es necesario ampliar los estudios genéticos a poblaciones no europeas para reducir el sesgo actual y garantizar que los futuros avances beneficien a todos por igual.
Este hallazgo recuerda que la obesidad no es solo una cuestión de voluntad, sino una combinación compleja de biología, entorno y genética. Gracias a estudios como este, la medicina avanza hacia un futuro donde cada persona pueda recibir un tratamiento adaptado a su cuerpo y su herencia.
Fuente larazon.es
