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Testosterona y metabolismo

Testosterona y metabolismo

Muchos hombres empiezan a notar a partir de los 40 que les falta energía, que su libido disminuye o que han perdido fuerza y claridad mental.

La explicación que suelen escuchar es simple y tranquilizadora: «Es normal, son los años». Pero esta respuesta, repetida casi como un mantra, pasa por alto una causa mucho más frecuente y tratable: la resistencia a la insulina.

Este trastorno metabólico aparece silenciosamente, incluso en personas con análisis aparentemente normales. Cuando las células se vuelven «sordas» a la insulina, el páncreas responde produciendo más cantidad para mantener la glucosa estable. Con el tiempo, esta hiperinsulinemia provoca un aumento de grasa abdominal, inflamación y alteraciones hormonales que afectan directamente a la producción de testosterona.


La grasa visceral –la que se acumula en el abdomen– no es un simple depósito energético: es un órgano endocrino que fabrica estrógenos a partir de testosterona. Y cuanto más estrógeno circula, más se frena la señal que envía la hipófisis a los testículos para producir testosterona.

Pero hay algo más. Los testículos necesitan insulina para funcionar correctamente. Cuando hay resistencia, las células de Leydig –las que fabrican testosterona– dejan de responder, aunque todo lo demás parezca en orden. Por eso muchos hombres con glucemias normales, pero insulina elevada, sienten síntomas claros de déficit androgénico años antes de desarrollar diabetes.

La conclusión es clara: la testosterona baja no es siempre cuestión de edad. En la mayoría de los casos es un problema metabólico y, lo más importante, reversible.

 

Fuente larazon.es